Málaga, oposita junto a otras 15 ciudades españolas tan preparadas o con tantos méritos como la nuestra a la capitalidad occidental de la cultura europea en el año 2016.
Pero Málaga, debe ser la elegida por ese plus, por ese valor añadido, ya que a nuestro clima, a nuestras playas, a nuestras ferias y fiestas, a nuestra Semana Santa, se le une la hospitalidad del malagueño que ha hecho que estemos a la cabeza del turismo tanto en calidad como en cantidad.
Y Málaga debe ser la elegida, ya que, tras todos los acontecimientos que nuestras Primeras Autoridades e Instituciones irán ofertando al visitante y sobre todo al jurado: Exposiciones, Festival de Cine, etc ..., seremos nosotros los malagueños, tanto de nacimiento como de adopción, la fiel infantería, la que añada ese granito de arena, que incline la balanza hacia Málaga la bella.
Desde ese taxista amable al recoger al visitante en la nueva terminal del aeropuerto o en la estación de Renfe, María Zambrano, a ese camarero al servirle una rubia fresquita en cualquier terraza de cualquier restaurante de nuestra costa o a ese viandante que servicialmente le indica el camino hacia el Museo Picasso.
Debemos luchar por lograr tal nominación ya que al orgullo de lograr tal evento, ello vendrá acompañado de mejoras sociales tanto para la ciudad como para nosotros.
Pero Málaga, debe ser la elegida por ese plus, por ese valor añadido, ya que a nuestro clima, a nuestras playas, a nuestras ferias y fiestas, a nuestra Semana Santa, se le une la hospitalidad del malagueño que ha hecho que estemos a la cabeza del turismo tanto en calidad como en cantidad.
Y Málaga debe ser la elegida, ya que, tras todos los acontecimientos que nuestras Primeras Autoridades e Instituciones irán ofertando al visitante y sobre todo al jurado: Exposiciones, Festival de Cine, etc ..., seremos nosotros los malagueños, tanto de nacimiento como de adopción, la fiel infantería, la que añada ese granito de arena, que incline la balanza hacia Málaga la bella.
Desde ese taxista amable al recoger al visitante en la nueva terminal del aeropuerto o en la estación de Renfe, María Zambrano, a ese camarero al servirle una rubia fresquita en cualquier terraza de cualquier restaurante de nuestra costa o a ese viandante que servicialmente le indica el camino hacia el Museo Picasso.
Debemos luchar por lograr tal nominación ya que al orgullo de lograr tal evento, ello vendrá acompañado de mejoras sociales tanto para la ciudad como para nosotros.
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